En todo el mundo nos acercamos estos días a una de las fechas más entrañables: la Navidad. Nos esforzamos con el fin de reunirnos con nuestras familias, en un tiempo en el que queremos conseguir todo de forma inmediata. Las reuniones familiares nos devuelven a esos días de serenidad y de compartir, que nos permiten disfrutar de cada momento.
Como ya sabemos, los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús. Pero ¿cuándo surgió la Navidad tal y como hoy la conocemos?
El término Navidad proviene del latín “nativitas” que significa nacimiento. El establecimiento oficial del 25 de diciembre como “día de Navidad” se produjo en el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclama esta fecha para la Natividad de Cristo (a pesar de que Jesucristo no nació el 25 de diciembre). En la Biblia no se menciona una fecha para el nacimiento de Jesús. La idea de celebrar la actual Navidad tal y como hoy la conocemos se gestó en el siglo XIX
La razón por la que nos entregamos regalos guarda relación con los Reyes Magos, que acudieron desde distintos lugares a rendir homenaje a Jesús de Nazaret. Melchor llevó oro por su valor y belleza; Gaspar llevó incienso, una resina balsámica que al arder desprende un agradable olor; Baltasar llevó mirra, una sustancia con propiedades antisépticas y digestivas. Los Magos fueron guiados por la llamada Estrella de Belén, tal y como nos dice el Nuevo Testamento. Esta “estrella” podría ser el resultado del paso de un cometa o la presencia de la estrella Sirio.
La tradición en España ha girado en torno al Belén, una representación del pueblo donde nació Jesús. En él podemos encontrar todo tipo de figuras entre las que nunca faltarán el Niño, la Virgen María, San José, el buey y la mula. Por cierto, el primer Belén del que se tiene constancia histórica lo montó San Francisco de Asís en 1223, en una cueva próxima a la ermita de Greccio, en Italia. En términos generales se acepta que fue el rey Carlos III quien introdujo la tradición belenística en España a mediados del siglo XVIII. En nuestro país también se celebran numerosos “belenes vivientes”
Otra de las principales tradiciones españolas es comer doce uvas a la vez que suenan las últimas doce campanadas del último día del año. Es una forma de recibir la buena suerte. Los orígenes de esta tradición se encuentran en el siglo XIX, cuando ya la practicaban algunos burgueses, tomando uvas y bebiendo champán en fiestas privadas, pero se popularizó en el año 1909, cuando se produjo un excedente de cosecha de uvas en tierras alicantinas y se lanzó toda una campaña para vincularla a la Nochevieja y expandir aquella costumbre.
Un día curioso que celebramos estos días también es el de los Santos Inocentes el 28 de diciembre, en el que es costumbre gastarnos bromas. El origen de esta tradición se asocia a la fiesta de los locos que tenía lugar en la Edad Media entre el día de Navidad y el de Año Nuevo. Se trataba de un día de ambiente carnavalesco en el que se parodiaba a las instituciones eclesiásticas y las gentes se disfrazaban.
El espíritu navideño es tan fuerte que en plena Primera Guerra Mundial se logró una tregua en la Navidad de 1914 entre alemanes y británicos en las trincheras.
En España conservamos un gran número de tradiciones que seguro que todos tenemos en mente: la misa del gallo, el roscón de reyes, la lotería de Navidad y la del Niño, la cabalgata de Reyes, el chocolate con churros del día de Año Nuevo, el turrón y el mazapán, los mercadillos navideños como el de la Plaza Mayor, los christmas de Navidad, el acebo, los tradicionales villancicos, el árbol de Navidad, o los casi olvidados aguinaldos.
Y lo que nunca puede faltar: la carta a los Reyes Magos que nos permite conservar la ilusión, la de aquellos días en los que había que acostarse pronto y que, a la mañana siguiente, descubríamos atónitos cómo los Reyes y los camellos se habían comido lo que les dejamos la noche anterior. En la carta pedimos tanto regalos como buenos deseos para el año que comienza, deseando felicidad para todos los que nos rodean.
Finalmente, como no puede ser de otra manera, diremos de nuevo las palabras más repetidas estos días: Feliz Navidad.